Hoy, en esta segunda entrada de la sección Música, le vamos a poner sonido al punto cubano, además de indagar en su historia y desentrañar el porqué de su importancia dentro del folklore isleño.
Erróneamente muchas veces nos referimos a la décima como punto cubano, pero este último hace referencia únicamente a la forma en que en Canarias la décima es cantada y musicalizada, y no a la dimensión escrita o recitada de la métrica espinela. De ahí su importancia en Canarias en el campo del folklore, de lo musical, más que en el de lo literario; de ahí que hoy le dediquemos esta entrada a este genuino estilo musical, que en diez versos nos muestra la capacidad creadora del poeta popular y su genio para adaptarlo a la estrucutra rítmica del punto.
Don Toribio Barrera (El Cercado, La Gomera), con esta décima recitada a ritmo de punto cubano, inicia el muestrario de sonidos y ritmos que vamos a presentar en esta nueva entrada de la sección Música. Al igual que con el arrorró de Valentina «la de Sabinosa», este punto cubano a capella nos permite vincular una vez más el folklore con la oralidad, casi pudiendo reconocer en esta voz a un informante de la Fonoteca. Este impresionante documento sonoro, incluido en el libro del etnomusicólogo José Ángel López Viera «Tambor gomero y oralidad», nos marca el patrón de lo que es el punto cubano, la rítmica que en Canarias ha adoptado, y nos muestra la cadencia de este género tan singular, en una muestra libre de acompañamiento musical.
Los verseadores de nuestros campos, aquellos que han desarrollado el noble arte de improvisar, son los verdaderos protagonistas de esta entrada de hoy. Unos poetas que a través de los diez versos de la décima de Espinel han demostrado que lo popular puede ser —y de hecho lo es— de tanta calidad como lo culto o académico. Téngase en cuenta que, en el complaciente folklore canario, tan poco dado a la crítica, el punto ha sido prácticamente el único género que ha servido de vehículo para canalizar las protestas y quejas de los campesinos. Incluso, adelantándose en muchos años a géneros poéticos cultos posteriores como la llamada poesía social. Sirva de ejemplo esta décima del verseador de Garafía Victoriano García Medina «Garafiano», donde habla del injusto trato del amo frente al campesino a la hora de pagar el trigo:
Dice el amo sin reparo:
-A doce duros el trigo
y se lo doy como amigo,
que yo lo vendo más caro.
El pobre que sin amparo,
que sin comer es morir
dice: -Vamos a medir.
Y luego para más pago
pasa tres veces el rayo
cuando lo habían de partir.
Esta función del punto cubano en Canarias entronca con la décima mambí, popularizada durante la Guerra de Independencia de Cuba, y que sirvió a guajiros y negros como manifestación de protesta y propaganda. El siguiente ejemplo es una décima compuesta por la versiadora María Nieves Clemente, de Tirimaga (Villa de Mazo):
Se queja el agricultor
de su mísera pobreza
y siente que la riqueza
le aprisiona el corazón.
Sin derecho ni razón
hoy se siente atropellado
veces pierde lo sembrado
si lo logra no lo vende
y ésto solo lo entiende
aquél que lo haya pasado.
Si tomamos como cierta la teoría de que la décima cantada nos viene de Cuba, el punto cubano, punto guajiro, o simplemente punto, llega a Canarias desde mediados del siglo XVIII, y adquiere verdadera relevancia sobretodo en el XX, con la emigración masiva de canarios a Cuba. Por contra, son muchas las voces que opinan que el tránsito del punto es a la inversa, incluso entre repentistas -verseadores- cubanos, tomando en cuenta que las principales zonas en Cuba donde se interpreta el punto cubano son asentamientos en donde la huella del canario fue más que notable: Pinar del Río, Matanzas, Las Villas… Además, y siguiendo esta teoría, defendida entre otros por el genial Jesús Orta Ruiz, el hecho de que muchos de los grandes repentistas fueran de origen canario (Ángel Valiente, Chanito Isidrón, Gustavo Tacoronte, etc) refuerza esta teoría. En estos términos se refería Celina González sobre la tradición de la décima en Canarias:
“Las Islas Canarias son un punto y aparte. Allí nos sentimos como en casa. La tradición de la décima allí es muy fuerte, como en Cuba”
Sea como fuere, lo cierto es que el punto cubano está considerado un género de ida y vuelta, uno de los muchos estilos que en Canarias forman parte del llamado folklore de la emigración. Junto al punto, otros americanismos musicales han sido los Aires de Lima, el arrorró, el Santo Domingo o las guajiras. El primer ejemplo que vamos a escuchar en esta entrada de Canarias musical viene a evidenciar esta fructífera relación trasatlántica. «Yo puedo pintar La Habana» es un punto cubano interpretado por la A.F Echentive, de la isla de La Palma. Así explican ellos mismos la importancia del punto en la Isla bonita:
Dentro del género del folklore canario de la emigración, el punto cubano […] es el que más ha enraizado en el pueblo palmero […] un vehículo de expresión festiva, de sana competencia y socarronería del hombre palmero
Echentive, Música y tradición en la isla de La Palma, 1993
Este audio nos sirve como muestra de lo que en el mundo del punto cubano se conoce como repentismo impuro, es decir, que la décima ha sido previamente escrita o memorizada, no habiendo lugar para la improvisación. La base musical es la melodía típica de acompañamiento de este género. En este caso los instrumentos acompañantes son las claves y el laúd, sin apenas arreglos en la melodía, y limitándose el instrumento de cuerda a acompañar la melodía de la voz.
Frente al repentismo impuro, se erige el punto cubano con repentismo puro, más común en Canarias, en donde el verseador pone todo el ingenio al servicio del punto, y donde el laúd, en una suerte de improvisación musical, acompaña de fondo todos los tramos en los que el verseador improvisa sus décimas, llegando a veces a competir con el repentista en un pique entre músico y decimista.
En Canarias cualquier tema era bueno para crear una décima para ser interpretada posteriormente acompañada de un buen punto cubano: erupciones volcánicas, sequías, la llegada de la carretera, amoríos…De alguna manera, el punto cubano fue durante años el periódico oral del pueblo, y con el paso del tiempo, gracias a la memoria prodigiosa de numerosos verseadores, ha servido para dar testimonio a modo de crónicas de hechos del pasado. Y por supuesto, el humor y la picardía son también seña de identidad del punto en Canarias. Eladio Martín, más conocido como Lalo Martín, así lo demuestra en esta grabación.
Otro concepto que debemos conocer dentro del vocabulario propio del punto cubano, es el de controversia. Dos verseadores, en intervenciones alternas, se van retando y lanzando puntas que cada cual va respondiendo según su rapidez de improvisación e ingenio. La que acabas de escuchar -Eladio Martín con el cubano Raúl Herrera- es una típica controversia de repentismo puro. A continuación vamos a mostar una controversia con repentismo impuro, que por su originalidad e ironía merece ser escuchada. La misma es del grupo Los Nuevos Compadres, formación compuesta por el palmero José Luis Martín Teixé, investigador de la décima y guitarrista, y el cubano-canario Fernando Murga, destacado repentista y laudista afincado en Canarias y de ascendencia aruquense.
Esta formación daría lugar con el tiempo a Son, seis y punto, grupo que lleva la décima por bandera, y que tiene como mérito junto a Los Nuevos Compadres el haber introducido en Canarias una nueva forma para cantar las décimas: el seis puertorriqueño, género hasta la fecha desconocido en Canarias, y al que posteriormente Yeray Rodríguez daría continuidad en esa labor de difusión. Sirva de muestra la siguiente canción, incluida en el genial disco «Una misma tradición», en donde a los versos de Yeray se une el genio y virtuosismo del cuatrista puertorriqueño Edwin Colón Zayas, ampliando los horizontes que hasta la fecha la décima había tenido en Canarias, y hermanándola con otras formas de improvisar y de hacer nuestro punto cubano. Puntos, tonadas y seis puertorriqueño en una misma canción.
Han sido muchos verseadores y grupos los que han dado vida y han dejado constancia en diversas grabaciones fonográficas de este arte en Canarias: Mestisay, Troveros de Asieta, Taburiente, y un sinfín de verseadores que han hecho del versar una de las señas de identidad de nuestro folklore. Hoy en día el punto cubano está más vivo que nunca, gracias a la labor de difusión de artistas como Yeray Rodríguez o José Luis Martín Teixé y a la proliferación de festivales por toda la geografía isleña o la consolidación de otros ya veteranos como el Festival de Punto Cubano de Tijarafe, en La Palma.
Apuntar por último, y como curiosidad, el que gracias a su carácter popular y su escasa «contaminación», el punto cubano y las décimas recogidas a partir de improvisaciones del pasado, son una fuente perfecta en donde los amantes del habla y el léxico canario nos podemos encontrar con infinidad de canarismos, así como percibir con total naturalidad los diferentes acentos de las islas, según la procedencia del verseador que en cada momento estemos escuchando.
Les invitamos a que si quieren profundizar en el apasionante mundo del punto cubano, lo hagan en la web BienMeSabe.org, en donde podrán encontar la sección Puntos Cubanos, con un completo archivo de artículos dedicados al arte del repentismo.