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Diglosia en la publicidad canaria (I)

Diglosia es un término perteneciente a la Sociolingüística, disciplina que estudia las relaciones entre la lengua y la sociedad. Según el Instituto Cervantes, la diglosia es una situación social en la que una comunidad de habla utiliza dos variedades de una lengua (diglosia en sentido estricto) o dos lenguas distintas (diglosia en sentido amplio) en ámbitos y para funciones sociales diferentes. Esto último es importante ya que, como veremos, la característica principal de la diglosia estriba en que una de las dos variedades es usada con preferencia en situaciones formales.

Este concepto lo acuñó el lingüista norteamericano Charles A. Ferguson en su artículo Diglossia, publicado en la revista Word en 1959, y posteriormente fue revisado por otros lingüistas y sociolingüistas, como el también norteamericano Joshua Fishman. La etimología de la palabra es griega, procede de la voz δίγλωσσος ‘dos lenguas’.

En su artículo, Ferguson nos introduce lo que él llama variedad alta (A), más prestigiosa y usada en situaciones formales, y variedad baja (B), usada en contextos informales. Además, en las situaciones de diglosia estricta pueden observarse los siguientes fenómenos:

  • Prestigio: la comunidad diglósica considera que la variedad A es más prestigiosa (bella, lógica, importante) que la variedad B.
  • Adquisición: la variante B se adquiere como lengua materna, en tanto que la A solo se aprende formalmente en contextos académicos.
  • Sistema gramatical: la variedad A posee unas categorías gramaticales que se reducen o desaparecen en la variedad B.
  • Léxico: la variedad A dispone de un léxico culto, técnico y especializado del que carece B. A su vez, esta última cuenta con el vocabulario y las expresiones fraseológicas propias del ámbito familiar y popular.
  • Estandarización: la variedad A está estandarizada gracias a la elaboración de gramáticas, diccionarios y normativas ortográficas que permiten su conocimiento. Ese proceso de estandarización no existe para la variedad B.
  • Herencia literaria: existe un corpus literario en la variedad A, inexistente, por el contrario, en B.
  • Estabilidad: las situaciones diglósicas pueden perdurar durante siglos, si bien la aparición de subvariedades mixtas entre A y B, así como la progresiva confusión de funciones sociales durante ese tiempo, pueden evolucionar hasta hacer desaparecer la diglosia.

Los casos allí citados por Ferguson son numerosos: francés (A) y criollo haitiano (B) en Haití; árabe clásico, también llamado literario o culto (A) y árabe coloquial (B) en países árabes; alemán (A) y alemán de Suiza (B) en Suiza. Hay que tener en cuenta que las situaciones de diglosia observadas en los años cincuenta en estas regiones no tienen por qué extenderse hasta hoy con la misma intensidad —papel de la estabilidad— y, por ello, conviene consultar revisiones actualizadas si se quiere ir más allá de la descripción.

Los fenómenos observables en caso de diglosia no aparecen muy marcados en el conjunto general del español de Canarias. Debemos apuntar también que, aunque a través de los medios audiovisuales recibimos principalmente dos variedades —canaria y castellana—, mientras ninguna de ellas se convierta en A o en B no se puede hablar de diglosia y sí de un contacto diario, y sano, entre dos (o más) variedades del castellano.

Sin embargo, la frecuencia con la que empresas e instituciones isleñas usan la norma castellana frente a la canaria en la locución es mucho más alta que la frecuencia con la que encontramos esta norma castellana en las Islas (ya sea dentro de la misma empresa, ya sea en su entorno). De esta forma, y según la clasificación dada, se identifica en los medios audiovisuales como variedad alta la norma castellana (A), usada con profusión en ámbitos formales como los mensajes institucionales del Gobierno de Canarias o en la publicidad de grandes empresas canarias, y como variedad baja la norma canaria (B), automáticamente relegada dentro de estos medios a contextos más informales y menos prestigiosos. Los siguientes audios, que cubren muchos de los principales anunciantes, ejemplifican estas afirmaciones.

En primer lugar ponemos una serie de grabaciones de anuncios de entidades y empresas canarias que usan la norma castellana para publicitarse. Estas son, por orden de aparición en el audio: U.D. Las Palmas, Aguas de Firgas (2 mostrados), Hospiten, Tropical (4), Maya (2), Fred Olsen (2), Naviera Armas (2), Vultesa, Congelados 5 Océanos, Almacenes Herreros.

Duración: 9’01”

Destacamos dentro de este primer grupo el caso de La Caja de Canarias, cuya voz corporativa tiene acento castellano aun teniendo como visión empresarial impulsar los perfiles de la identidad canaria en el marco de una cultura global. Alguien podría decir que su necesaria labor sí se centra en las Islas, no lo negamos, pero resulta como mínimo desigual el esfuerzo que hicieron para que el resto de su identidad corporativa evocara a Canarias, como bien explican en su completo Manual de Identidad Corporativa. Como se puede ver en este documento, no hay ni una sola alusión a la voz que tantos años les ha representado, pese a la importancia que tiene el concepto de voz corporativa en el estudio y desarrollo de la identidad corporativa de una empresa (4):

Duración: 3’41”

En segundo lugar agrupamos aquellas instituciones públicas canarias que también hacen uso de la norma castellana. Hay que notar que, aunque sus productos no persiguen los mismos fines que los anteriores, los resultados finales son similares. Entre ellos escuchamos, por orden de aparición: Gobierno de Canarias (5), Cabildo de Gran Canaria, Ayuntamiento de Mogán.

Duración: 2’59”

Estas muestras podrían ser perfectamente actualizadas y ampliadas con los anuncios que siguen saliendo en televisión y radio.

Como ya mencionamos, la diglosia no se aprecia, en términos generales, en el resto de la sociedad canaria y, por esto, podemos señalar a dos actores fundamentales como promotores de su aparición:

  • Agencias de publicidad y locución: no demuestran tener un conocimiento riguroso sobre variedades y normas, en especial la canaria. Así nos encontramos con la tinerfeña Multitrack, con una carta de servicios en la que de seis locutores tres tienen la aclaración “peninsular” acompañada de “con registro neutro”.1 Dudamos que en Argentina o en México este acento sea apreciado por sus habitantes como “neutro”, y lo mismo en Canarias. Es llamativo, también, que estos tres locutores vienen “con opción de registro canario”. ¿No hay canarios que ya lo hacen de forma natural? Aun así, pocas empresas usan esta segunda opción, a juzgar por las demos que acompañan a estos tres locutores. Desde el punto de vista publicitario, es interesante que muchas de estas agencias sí que se adscriban a la marca Canarias porque saben que vende y es cercana, pero siempre sin rozarse con el habla. Quizá el mejor ejemplo de esto sea Tropical.
  • Empresas, entidades e instituciones: en los tres casos hay un claro desinterés por el habla canaria, la cual queda excluida de sus anuncios; en el caso particular de las instituciones públicas se suma a lo anterior una escasa actitud de compromiso con el pueblo al que representan, usando en sus mensajes una norma que no se corresponde con la de este.

Es importante apreciar el matiz que la palabra frecuencia aporta a este análisis y la implicación que tiene en cuanto a cómo debiera ser una publicidad canaria sin diglosia, en la que nuestra habla apareciera con la misma periodicidad con la que nos la encontramos en el resto de situaciones comunicativas normales en las Islas, máxime si se trata de una institución pública. Leído con atención no se propone ninguna limitación en cuanto a qué normas pueden o no usarse en los anuncios canarios sino más bien se plantea la necesidad de ajustar a la realidad lingüística de nuestra sociedad la publicidad que ella misma genera.

Por poner un ejemplo análogo, es habitual que en la publicidad japonesa los rasgos de sus actores sean orientales, aunque no hay ninguna limitación para que un occidental aparezca en un spot nipón, entre otras cosas porque cada vez son más numerosos y lo contrario sería discriminación racial. Esta situación de acompasamiento, de ajuste proporcional a la realidad demográfica, es sana y normal. Cuando la frecuencia de rasgos occidentales supere con creces a los orientales en sus anuncios estarían ante una situación desfasada, no natural y sintomática de problemas identitarios más profundos.

Puede que muchos cuestionen lo que aquí estamos diciendo arguyendo que “son empresas que también tienen o quieren tener presencia fuera de Canarias”. Al margen de que no es aplicable a muchas de ellas (como Congelados 5 Océanos, que solo tiene tiendas en Tenerife aunque ya escuchamos antes qué norma elige para su publicidad), o que carece de sentido cuando hablamos de instituciones públicas canarias (desde el gobierno, hasta los ayuntamientos, pasando por los cabildos, como ya mostramos). El español es una lengua que nos permite comunicarnos con más de cuatrocientos millones de personas en el mundo, siendo este un beneficio propio de todas sus normas, no solo de la castellana. Este hecho nos lleva a encontrar de dudoso fundamento estas manidas justificaciones y a preguntarnos qué se esconde detrás de las mismas. Respuestas a estas incómodas preguntas las hay de todo tipo, siempre exiguas y huidizas, pero es especialmente representativa la que nos daban hace unos meses a colación de la locución usada en la versión en español de este anuncio: “esto no es National Geographic”. Así están las cosas, la norma canaria, en Canarias, como rasgo pintoresco, exótico, digno de un programa que así la muestre; en definitiva, una auténtica variedad B dentro de la publicidad que nosotros mismos realizamos.

Con los argumentos que aquí exponemos, y atendiendo a los fines y actividades que la Fonoteca recoge en sus estatutos, animamos a todos a ser más críticos con nuestras empresas e instituciones. Generar debate, en lugar de esquivarlo, así como sacar estas cuestiones mientras vemos la televisión o escuchamos la radio son medidas sanas y al alcance de la mano de cualquiera. Además, como hemos visto, no se trata de inventar la rueda en cada momento: aprovechemos el hecho de que nuestros problemas los tienen o los han tenido ya en otros lugares y que, por tanto, las reflexiones que allí se han tomado pueden ayudarnos. Con esto no solo nos beneficiamos en Canarias, sino que a través de nuestro ejercicio de reflexión y de nuestras conclusiones podremos contribuir a que otras sociedades resuelvan los suyos.

[Continúa en diglosia en la publicidad canaria (II)]

1 Para que lo dicho en este párrafo no quede descontextualizado, aquí pueden ver el apartado de la web de Multitrack al que nos referimos tal y como está al escribir estas líneas.

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